94 años de sabiduría



 

    Tres embarazos y en todos me ha dicho lo mismo "Ojalá que sea niño". La primera vez le pregunté por qué... Y entendí perfectamente su respuesta: Porque ellos tienen la vida más fácil, trabajan y ya está.

    Ella, que fue de las primeras en lucir bañador, que no se casó tan joven como se esperaba... Que ha visto crecer su familia de manera exponencial y ha sentido las diferencias entre hombres y mujeres.
Ella, que nos ve ahora y nos dice que nos han engañado. Que la incorporación de la mujer al mercado laboral es un engaño porque ahora trabajamos fuera de casa pero nadie nos hace lo de dentro.
Nos hace conscientes de las comodidades que tenemos que ella no disfrutó: la lavadora, los pañales, la comida preparada, la leche de fórmula de cien tipos diferentes, los potitos y toallitas... 
Y siempre recalca que los maridos, ahora, ayudan; porque antes no ponían ni los zapatos de sus hijos.
Lo que no sabe es que no queremos ayuda; queremos corresponsabilidad, queremos ocuparnos al mismo nivel de los hijos e hijas que, juntos, decidimos tener, para poder prosperar en nuestros trabajos, para seguir formándonos, para disfrutar de las amigas y la soledad...
Todo esto que antes era tan diferente. No había tiempo para amigas y la formación se reducía al aprendizaje solitario de la gestión de un hogar.
Son las palabras que le he escuchado durante tanto tiempo a una de las mujeres más inteligentes, resilientes, fuertes y vivas que he conocido y conoceré nunca. 
A sus 94 años nos sigue dando grandes lecciones de vida.

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