Qué difícil es encontrar alguna imagen referida a la menstruación que no sea en tonos rosas y morados, pálidos, dulcificadores... Qué difícil es encontrar imágenes de temas referidos a la mujer que no sean en estos tonos.
Porque parece que así somos las mujeres, que así debemos ser... Pero no, señoras, las mujeres no tenemos que ser siempre dulzura; de hecho, no lo somos. Y nuestra menstruación menos. Las personas que menstruamos, lo sabemos.
No es dulce manchar durante días; no es dulce tener que llevar productos ajenos a nuestro cuerpo dentro y pegados a él, haga frío o calor. Y, sin embargo, quienes podemos llevarlos, somos personas afortunadas porque sus precios no son asequibles para todo tipo de bolsillos y esto hace que, quien no puede adquirirlos, sufra un tipo nuevo de discriminación que, desde los gobiernos, no se intenta, siquiera, paliar.
Los productos que precisamos las personas que menstruamos llevan implícito un 10% de IVA en España y, este año se ha decidido que siga siendo así. En 2022 hemos tenido la posibilidad de que se redujese el porcentaje de IVA de estos productos al 4% (IVA superreducido puesto que eso hubiera supuesto la pérdida de 30 millones de euros para las arcas públicas.
La sociedad no nos deja ocupar el lugar que nos hemos ganado a pulso, nos invisibiliza, nos relega a los cuidados privados y encima denigra esas funciones...pero nos hace aportar más a las arcas del estado.
Aquí dejo un enlace a un artículo que muestra la situación europea y española, con respecto a este tema, a fecha 17 de mayo de 2022.
https://www.20minutos.es/noticia/5000965/0/reducir-el-iva-de-tampones-y-compresas-supondria-al-estado-renunciar-al-0-0057-de-los-ingresos-publicos-anuales/
Estas personas, adultas, ponen en riesgo su salud utilizando métodos caseros y poco higiénicos para no faltar a ninguna de sus responsabilidades diarias. Pero las y los adolescentes que menstruan y no pueden acceder a compresas, tampones, copas menstruales, etc. en muchas ocasiones deciden no ir a sus centros educativos para no correr el riesgo de mancharse delante del resto del alumnado.
Aquí es donde ya no podemos seguir mirando a otro lado. Esas personas adolescentes están perdiendo su derecho a la educación, están perdiendo la oportunidad de aprender al ritmo de sus compañeros y compañeras, les estamos cerrando puertas para avanzar, para escalar socialmente y poder acceder a empleos que sí les permitan adquirir aquello que necesitan.
Si, la pobreza menstrual puede llegar a conllevar fracaso escolar en el momento en que el alumnado falta a clase por este motivo y pierde explicaciones, días de entregas de trabajo, días de exámenes... Y eso no se debería permitir, porque todavía hay tabúes muy arraigados en nuestra sociedad, no sólo entre los y las jóvenes, también entre las personas adultas, los profesores y profesoras que no van a justificar la falta a un examen por tener la menstruación, que no les van a realizar la prueba otro día; que, quizá, ni siquiera van a querer escuchar el motivo de la ausencia en el momento en que se den cuenta de la relación con la salud menstrual.
La menstruación en sí es, todavía hoy, un tabú; quienes no menstruan no quieren saber que el resto de personas lo hacemos, no quieren verlo, no quieren ser conscientes de que nuestros cuerpos sangran por unos días. La naturaleza sólo la aceptan en las montañas.
Por eso, desde los centros educativos, deberían ofrecerse productos menstruales de manera sistemática, ya que nuestros gobiernos no se deciden a paliar esta problemática.
Ahora mismo, a partir de 5º de Primaria, se imparten charlas sobre reproducción y se habla de la menstruación ofreciendo al alumnado un par de compresas y/o tampones. Pero ahí acaba el trabajo educativo en relación con la menstruación. A partir de ahí, las personas que menstruan, están solas.
Y pasan los días, los meses y los años, y sólo algunas noticias destacadas nos sacan de nuestro letargo. Últimamente fue la regulación del precio de las mascarillas. En ese caso era necesario pues todo el planeta precisaba de mascarillas, nos estaban obligando a llevarlas y no todo el mundo podía permitírselas.
¿Por qué no pasa lo mismo con los productos menstruales? Porque entienden que sólo las mujeres los utilizamos (aunque ahora sabemos que no sólo las mujeres menstruan) y las mujeres somos ciudadanas de segunda. No se estudian las enfermedades que afectan más a las mujeres, no se analizan los niveles que pueden determinar problemas de salud en mujeres (se estudian los de los hombres y se entiende que es universal), no se trabaja en apoyar en las tareas de cuidados porque los realizan las mujeres y no lucha por reducir el precio de los productos que utilizan "sólo" las mujeres.
Y, ¿nosotras? nosotras seguimos caminando con papel dentro de los pantalones.
En cuanto a salud menstrual y todo lo relacionado con la menstruación, la empresa Cyclo, a cuya cabeza se encuentra Paloma, hace una labor de visibilización, eduación y asesoramiento sobre la menstruación a todos los niveles; además de ofrecer productos naturales que respeten nuestro cuerpo al máximo.
Dejo el enlace a su web:
https://ilovecyclo.com/es/
Comentarios
Publicar un comentario