Los patios, los recreos... Esos lugares donde quemar la energía que se acumula durante las sesiones en clase, en las sillas, con las mesas cerrándonos el paso. Espacios en los que correr, gritar, saltar, reír... Siempre y cuando juegues a Fútbol, claro. Si no... Bueno, pegaditas y pegaditos a la pared no pasáis calor.
Y es que, así son nuestros patios: grandes explanadas de cemento delimitadas por líneas blancas que marcan las pistas de fútbol y baloncesto (siempre más de fútbol, por supuesto. Y más grandes. Hombre, es que hay muchos tipos de fútbol: fútbol 11, fútbol 7, futbito, futbolín, futuro, fut...todos)
Y así es como nuestras hijas e hijos se desconectan de la naturaleza, porque, en ese descampado que había tierra, piedras, ramas, árboles, conejos y gusanos, han dejado caer litros y litros (o kilos, no se cómo se mide) de hormigón y todo es cemento (tampoco se si es lo mismo hormigón y cemento...) y ya no pueden jugar con nada que no sea una pelota o esos elementos que saca algunos días el profesorado. Los lunes te toca comba; los martes, pelotas de fútbol; los miércoles, datchball; los jueves, baloncesto y los viernes que es libre, sacan los mismos elementos pero sin organizar por clases.
Y, ¿si no te gustan los deportes? Pues no tienes qué hacer. Y, de ese alumnado que no juega a deportes, la mayoría son niñas. Porque no les apetece jugar a esos juegos, porque no les deja algún compañero que todavía cree que "no son juegos de chicas", porque no les pasan la pelota porque "siempre fallan", porque "mis amigas no quieren jugar a eso"...
Y hacemos que las niñas queden relegadas a los bordes de los patios, en las esquinitas hablando, con suerte en un banco si su patio los tiene, en el marco de una ventana... Pero el centro... El centro del patio es suyo, el movimiento es suyo, la expresión es suya; porque no gritas cuando "hablas con tus amigas", porque no corres mientras hablas y menos cuando corres el riesgo de entrar en la pista y que te riñan por invadir el terreno de juego...
Y, así, señoras y señores, enseñamos a las niñas, que su lugar es la periferia y quietas. Y a los niños que no juegan a fútbol, que no hay otra opción válida si quieres ser aceptado.
Esto pasa en colegios e institutos nuevos, de reciente construcción, y es muy triste. Y esa tristeza de ver la misma estructura de siempre se cuela en tu cuerpo y acabas acostumbrándote a ella hasta el punto de no darte cuenta de que está.
Pero un día, navegando por internet, descubres la web del centro público de educación infantil y primaria "Odón de Buey" de Zuera, y ves la maravilla de proyecto que han llevado a cabo, el patio de ensueño que han creado en unos años y la forma estupenda de conseguirlo: involucrando a todos los miembros de la comunidad educativa; y notas de nuevo esa tristeza y te movilizas para intentar acabar con ella. Y escribes un post en un blog que dudas que nadie lea. Y redactas un mail para el equipo directivo del colegio de tus hijos suponiendo que te harán el mismo caso que el equipo directivo anterior: ninguno.
Pero es eso o encadenarte delante de Educación hasta que la inclusión de la que tanto se habla en las leyes, sea algo plausible en los centros.
Disfrutad del proyecto de "Odón de Buey":
https://cpodondebuen.wixsite.com/inicio/proyecto-de-transformacion-del-pati
Y de los pasos que han seguido para conseguirlo:
https://0b7a63c0-a131-421f-a27f-62315842c531.filesusr.com/ugd/ae3217_25a5100bcf54490d8fb7934c6cb0d2f2.pdf
ENHORABUENA a esa comunidad educativa y gracias por intentar llegar a todo el alumnado ofreciendo nuevas formas de ocio y educación en comunión con el medio natural.
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