Horas de reflexión, de imaginación, de sueños y quebraderos de cabeza para da un poquito de forma a este proyecto que, quizá, algún día, se haga realidad.
Me encanta trabajar en educación, disfruto enormemente de mi trabajo en departamentos de orientación y, cuando me ha tocado, también de la docencia. Me encandila hacer cursos en los que descubro parte de todas las opciones con las que se puede jugar para que la formación de nuestro alumnado sea tan fructífera como emocionante para ellos.
Y lamento comprobar que hay una parte del profesorado que no sólo no implantan nuevas metodologías en sus aulas, si no que ni se lo plantean, por lo que no se forman, no lo intentan... Y pierde el alumnado, si; pero estoy convencida de que también pierden ellos.
Me entristece ver a mis hijos recibiendo las mismas clases que recibía yo a su edad; que recibían mis padres e, incluso, mis abuelos.
Cambiemos la educación! No son tan importantes las leyes (que también) como el espíritu innovador del profesorado. ARRIESGUEMOS, compañeras y compañeros. Las posibilidades son INMENSAS.
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